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Ana Anguiano. Testimonio #17

  • Ana Anguiano
  • 21 mar 2019
  • 4 Min. de lectura

Mi nombre es Ana Karen Anguiano Ramírez. Nací en la ciudad de San Luis Potosí, México, el 23 de mayo de 1989 y soy la 2da hija de mis padres. Mi papá se llama Salvador Anguiano, mi mamá Irma Ramírez y tengo dos hermanas; la mayor ya está casada y la otra es menor que yo, ella estudia y trabaja; juntos somos la Familia Anguiano Ramírez y pertenecemos a la Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí, bajo la autoridad del Pastor Luis Ramos Cisneros, desde aproximadamente hace más de 25 años por la gracia de Dios.

Crecí en un hogar e iglesia cristiana desde la edad de los 4 años, mi mamá fue la primera en recibir a Cristo en su corazón y conocer a Dios, en 1993, así mismo, Él la usó para que su familia (o sea, nosotros) pudiéramos conocer a Cristo. Al año siguiente, mi papá se convirtió al igual que mi hermana mayor. Yo aún no entendía la salvación por mi corta edad, pero me gustaba mucho asistir a la iglesia y aprender de la Palabra de Dios.

Mis padres han sido de gran bendición y ejemplo desde mi infancia, porque recuerdo que ellos servían en varios ministerios de la iglesia, por mencionar algunos: coro, Escuela Maranata, conferencias internacionales, librería, etc.

Posterior a este año, recuerdo que mis papás decidieron darnos una educación cristiana y nos inscribieron en la Escuela Maranata, el cual es un ministerio de la iglesia desde el año de 1994. Por la gracia de Dios, mis hermanas y yo pudimos tener una educación cristiana hasta la Secundaria.

A la edad de 11 años llegó el tiempo en que Dios me permitió reconocer mi estado pecador y aceptarle en mi corazón; fue en una clase dominical para niñas del mes de abril, en donde mi tía Betty me mostró el plan de salvación, entendiendo el precio tan grande que Cristo había sufrido por mí y acepté Su regalo de la vida eterna.

Después de este año, Dios, durante mi adolescencia me permitió conocer y participar en las actividades para ello, en los clubes bíblicos, en los campamentos, escuelitas de verano, etc. Terminé la secundaria a la edad de 15 años y me fui a una universidad privada, en donde lamentablemente me aparté de los caminos de Dios porque estaba en rebeldía y por juntarme con amistades del mundo, pero, aun así, no olvido que, a pesar de ello, mis padres siempre permanecieron fieles a Dios y a la iglesia.

Fue hasta el año 2007, la edad de 18 años, que me bauticé en la iglesia, mi mamá habló conmigo acerca de este paso de obediencia a Dios y Él tocó mi corazón. A partir de esta fecha Dios me dio el entendimiento de que era necesario obedecerle y retomar mis caminos en Su voluntad.

Al año siguiente Dios me permitió entrar a estudiar la carrera de Educación Preescolar, en la cual duré 4 años y, por Su gracia, pude terminar y titularme como Educadora. Aun estos años fueron tambaleados, porque me involucraba un poco más en la iglesia, pero aún no dejaba mis amistades del mundo y me costaba tomar la decisión.

Al terminar mi carrera, recuerdo que Dios me hizo pasar por quebrantos al inicio del año 2012, en donde realmente experimenté y conocí a un Dios tan Grande, Verdadero, Fiel y Misericordioso por lo difícil que estaba pasando. Y es ahí donde decidí dejarme moldear por Dios y ser Transformada a su Imagen. A partir del mes de febrero de ese año, Dios fue cambiando mi vida, abriendo puertas laboralmente y lo más importante es que me fue guiando en Sus caminos para servirle con los dones que Él me había dado, que, sin duda alguna, se vio Su bendita mano en muchas áreas de mi vida, en lo espiritual y en lo emocional.

A partir de ello, han sido más de 7 años llenos de Su gracia infinita en donde he podido ver Su mano bondadosa en todo lo que me ha puesto y en todo lo que me ha demandado.

Actualmente me encuentro en el país de Chile, Dios contestó esta petición en el año 2017, en donde me trajo a este lugar con dos propósitos: Servirle en el campo misionero y estudiar una Maestría en Educación. Radico en la ciudad de Puerto Montt, una ciudad al sur de Chile en donde viven mis tíos, el Pastor Ricardo Rivera y mi tía Betty. Aquí, Dios me permitió apoyar en la Iglesia de Puerto Montt durante el primer año y, en la actualidad, apoyo la 2da iglesia en el sector de Alerce en donde está pastoreando Federico Novoa junto a su familia. Ha sido un tiempo difícil, de pruebas, de fortalezas pero, sobre todo, en lo que más me gozo es en ver lo bueno que ha sido Dios conmigo, en no soltarme de Su mano ante tantas adversidades, tribulaciones y dificultades y, lo más hermoso y maravilloso es lo que me ha permitido aprender de la Palabra de Dios y del campo misionero. De igual manera, he podido ver Su mano bondadosa en mis estudios, en donde estoy a poco tiempo de culminarlo por Su gracia.

Es por esto que cada día Le agradezco a Dios por Su infinito amor en estos 29 años de mi vida, en donde mi deseo es proseguir a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios, como dice en Filipenses 3:14, así mismo que Dios siga usándome en cada lugar donde Él me ponga.


 
 
 

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