Hna. Andrea Santos. Testimonio #15

¡¡Hola señoritas!! Es para mí un verdadero privilegio, ser tomada en cuenta para compartir la manera en la que el Señor me encontró. Ya he contado esto de varias maneras, y fui tentada a evitarme el trabajo y sólo copiar y pegar, pero, decidí hacer una nueva versión. La misma historia,pero en otras palabras. Aquí voy.

Como ya algunas saben, me llamo Andrea García Reyes, bueno, Olga es mi primer nombre, pero casi nadie me llama así. Nací en La Ciudad de México, pero a la edad de 5 años, por cuestiones familiares muy tristes, me tuve que ir a vivir a Cuernavaca, Morelos. Y fue ahí, dónde él Señor me permitió conocerle.

Más o menos cuando yo tenía unos 10 años, empecé a sentir una necesidad muy tremenda de Dios, y me adentré al catolicismo. Sinceramente, nada cambió en mí. El vacío ahí estaba, y el pecado me seguía asediando. No había perdón, ni ningún tipo de reconciliación con Dios. Hasta que a la edad de 12 años, unos amigos de mi mamá, nos invitaron a La Iglesia Bautista Monte Abarim.

Dónde realmente pude conocer lo que era el perdón por medio del sacrificio de Jesús, el amor restaurador de Dios, y el verdadero arrepentimiento.

Fue un año después de llegar a la iglesia, que verdaderamente, fui salva.

Gracias al Señor que Él nos guío a esa preciosa iglesia, donde siempre se ha predicado la Palabra de Dios, y nos comenzamos a involucrar muy rápidamente. Le agradezco mucho al Señor que nos puso en nuestro camino, hermosas amistades, valiosas maestras, y sobre todo, una BIBLIA EN ESPAÑOL, que día a día podía,y puedo leer, para fortalecer mi fe,y tomar las decisiones que fueron,y que son necesarias para vivir la vida cristiana.

Así fue como el Señor me llamó a la edad de 14 años. Y en el año 2006 me permitió entrar al Colegio Bíblico en San Luis Potosí.

Todos los años de mi colegio bíblico, fueron hermosos para mí. Aún me cuesta trabajo cuando escucho a señoritas de institutos, o colegios bíblicos que se quejan tanto de lo mucho que sufren en esos lugares jaja, cómo si fueran campos de concentración, cuando yo me acuerdo, que fueron tiempos de tremendas bendiciones para mí.

Aprendí de todo. Tanto en mi juventud en Cristo, como en mis años de estudiante de colegio bíblico, son años que recuerdo con mucho gozo y gratitud a Dios. No todo fue fácil. Pero siempre pude ver a Dios obrar en mi vida, y en las de la gente que me rodeaba.

Pero, aquí viene la mejor parte... A un mes de graduar, fui a un viaje misionero ( vayan a viajes misioneros jejeje) a Morelia, Michoacán, de imprevisto. Fui gratis, con la ropa más fodonga que encontré jaja ( porque no tenía nada listo,aclaro) y creo que llevaba como 15 pesos en mi bolsa.

Y fue ahí donde un 25 de Abril del 2009, conocí al amor de mi vida, Neftalí Santos Ortuño.

Y les soy sincera, las fechas siempre han sido muy importantes para mí, y Dios estaba al tanto de eso, así que atesoro ese día, y ese momento en el que conocí a ese muchachito parlanchín jajaja, que ahora es mi esposo y padre de mis hermosas bebés jeje.

Por ahora, el Señor nos ha concedido el gran privilegio de servirle como misioneros traductores.

Y a mi esposo como médico, en la Sierra Xi'ui,

en el estado de San Luis Potosí, México. A unas 4 horas de la capital. Con un grupo indígenas que no cuentan aún con la Palabra de Dios en Su lengua.

Ha Sido un reto, como cualquier otro ministerio, en cualquier otro lado del país, o del mundo. Pero como a cada siervo,el Señor siempre da gracia,una gracia que es suficiente.

Y el consejo que yo le daría a cada señorita es éste: No leamos la Biblia como cualquier otro libro. La Biblia no son simples historias bonitas, cuentos para niños, un libro cultural, o un litro ritualista.

Es un libro vivo, que te cambia,que te transforma. Que cualquiera que decide tener una relación con el Autor de ese Bendito Libro, no puede ser el mismo.

Y cuando la Biblia dice que no améis a este mundo, ni las cosas que hay en este mundo, ¡Lo dice en serio! Este mundo paga muy mal, en el mundo tendremos aflicción, el Diablo es un engañador, experto en mentiras, y si le prestamos oído a él, más que a Nuestro Padre... Pagaremos las consecuencias gravemente.

Decide hoy, realmente llenar tu mente, tu corazón y tu boca, con la Palabra de Dios.

¡Que el Señor les bendiga siempre!