Vanidad. Artículo #10
- Laura Bobadilla
- 31 may 2018
- 3 Min. de lectura

“Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.”
Eclesiastés 1:2
Desde que era pequeña, cuando escuchaba el libro de Eclesiastés, mi mente, en automático, lo asimilaba con 3 cosas: "todo tiene su tiempo", "aprovecha tu juventud" y "VANIDAD".
Para ser honesta, no entendía muy bien el concepto de vanidad, muchas veces lo escuchaba cuando personas decían “es que esa persona es muy vanidosa” o “todas las mujeres son vanidosas, pero más las señoritas”.
En este pequeño artículo quiero que juntas aprendamos a entender lo que es vanidad y tener un concepto claro de esta palabra.
Según el diccionario de la Real Academia Española vanidad es: arrogancia, presunción, envanecimiento; pero también lo define como palabra inútil o vana e insustancial.
Según un diccionario bíblico vanidad es: la traducción de una palabra que da la idea de vacío, insustancial y transitorio, que denota “lo que no es”, lo falso, lo irreal. Tiene el sentido de lo que ha de acabar en fracaso; también tiene el sentido de “vacío” haciendo hincapié en la ausencia de una cualidad esencial, o en que es “sin valor” o “sin resultado”. Por lo que las cosas vanas han de ser rechazadas. El adjetivo denota lo que merece el repudio más absoluto.
Me pareció algo muy interesante el cómo es que las definiciones nos muestran que vanidad es arrogancia y presunción, pero también algo insustancial, a la vez algo falso y que no tiene una cualidad esencial.
Partiendo de estas definiciones, pude entender por qué muchas veces dicen las personas que las señoritas o los jóvenes, en general, somos “vanidosos” pero, si nos ponemos a pensar bien esto, es algo muy triste. Están diciendo que los jóvenes somos arrogantes y falsos.
Pensemos: “¿Alguna vez he sido una señorita vanidosa?” ¿me importa más lo exterior, el cómo me veo, o lo que piensa de mi tal o cual persona que mi interior mismo, el cual, realmente, es lo verdaderamente importante? ¿Cómo es que me ve mi Salvador?
Muchas veces nos dejamos ir por las apariencias, por lo que piensan de nosotros nuestros amigos y las personas que nos rodean. Ahora, déjame decirte algo: La gente siempre nos va a juzgar y nunca le vamos a dar gusto a todos. Debemos dejarnos llevar por lo que Dios piensa de nosotros y actuar conforme a nuestras convicciones, mas no conforme a los estándares que tiene este mundo.
Ahora, no quiero que pienses que entonces no tenemos que preocuparnos cómo nos vemos; debe existir un equilibrio entre vernos bien y ocuparnos en vernos bien. Dios nos dice que somos Sus embajadores y un embajador siempre está bien vestido, limpio, etc. Así como hay embajadores en nuestra sociedad, nosotras debemos ser buenas embajadoras de nuestro Rey, con una buena apariencia, pero, sobre todo, con un buen testimonio. No pierdas tu feminidad, Dios no está peleado con el que nos veamos bien.
Te quiero dejar algunos puntos para pensar.
Enfócate en lo interno más que en lo externo: Como ya lo dije en este artículo es importante lo externo (vernos bien, limpias, bonitas, femeninas) pero es más importante cómo es que actuamos, respondemos, etc. Me ha pasado en diversas ocasiones que he escuchado a personas hablar de señoritas que son bonitas, se visten bien pero después dicen que todo lo bonito se les va cuando ven cómo se comportan o cómo hablan. ¡Señorita, tengamos cuidado en cómo actuamos! ¡No aparentemos!
No sigas a este mundo: Sin lugar a duda, puedo decir que este mundo tiene tantas cosas que nos atraen, sobre todo la moda. ¡Señorita! no nos preocupemos por traer ropa de marca, ocupémonos en que nuestra vestimenta sea un reflejo de que somos hijas de Dios. Tengamos cuidado con lo que nos ponemos ¡Alabemos a nuestro Señor a través de la forma en que nos vestimos!
Ten un buen testimonio: Es importante que, desde esta edad de adolescencia o juventud, empecemos a trabajar en nuestro testimonio. Las decisiones que tomamos en esta etapa van a repercutir en nuestro futuro, las convicciones que ahorita forjemos son las que van a regir nuestra vida adulta. ¡Tengamos convicciones personales!
Señorita, espero que este articulo te haya ayudado a poder entender un poquito mejor lo que es la vanidad, pero, sobre todo, que te haya hecho pensar: ¿Eres alguien vanidosa?, ¿Sigues este mundo?, ¿Cómo te ve Dios?, ¿Tienes un buen testimonio?
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