La Humildad Y El Perdón. Artículo #5.
- Laura Bobadilla
- 13 abr 2018
- 3 Min. de lectura

"Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;" Filipenses 4:3
A lo largo del mes de marzo hemos estado viendo el tema de la humildad, hemos visto estudios sobre el ¿Por qué ser humildes?, Aprender a ser humildes, entre otros.
En este artículo me gustaría tocar el tema de "La Humildad y El Perdón".
Primero me gustaría darles algunas definiciones de estas dos palabras tan importantes.
Humildad: La humildad es una cualidad, es la virtud de reconocer las debilidades y fallas de uno mismo. Una persona humilde reconoce sus propias limitaciones, no tiene vergüenza de reconocerlas y tampoco de pedir ayuda. Una persona que actúa con humildad no tiene complejos de superioridad, ni tiene la necesidad de estar recordándoles constantemente a los demás sus éxitos y logros; mucho menos los usa para pisotear a las personas de su entorno. En este sentido, la humildad es un valor opuesto a la soberbia.
Perdón: Es la acción de cancelar una deuda, quitar la barrera que fue puesta por la ofensa y efectuar la reconciliación. El perdón es la acción por la que una persona disculpa a otro una acción considerada como ofensa, renunciando, eventualmente, a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonador no queden afectadas.
Hoy en día es muy fácil escuchar en nuestro entorno (familiar, escolar o aún en nuestras Iglesias) la frase: “Yo no le hablo a esta persona porque me hizo tal cosa", "me cae mal desde que me hizo esto” o frases por el estilo y esto es porque no hemos perdonado a quienes nos ofenden.
Te has puesto a pensar en la razón de ¿Por qué no perdonamos? La respuesta a esta pregunta es muy sencilla. La razón por la cual no perdonamos es porque hay soberbia en nuestros corazones. La soberbia nos quita la capacidad de perdonar, cuando hay soberbia en nuestra vida, al momento en el que alguien nos pide perdón porque nos ofendió lo que pensamos es “¿Por qué te debería de perdonar?", "¿Quién te creíste tú para ofenderme?", "¿Quién eres tú para merecer mi perdón?” etc.; y estos pensamientos lo único que demuestran es que tenemos una necesidad muy grande de humildad. EL PERDÓN Y LA HUMILDAD VAN DE LA MANO.
Quizá te has preguntado ¿Por qué debo perdonar? En este pequeño estudio te voy a dejar algunas verdades sobre el por qué debemos perdonar.
Perdona porque tú has sido perdonado.
Dios quiere que perdonemos a otros.
Al no perdonar creas amargura en tu corazón.
Así como personas nos ofenden nosotros ofendemos a otros.
Cuando perdonamos somos más como Cristo.
Cuando perdonamos, demostramos que somos humildes pero también demostramos que, como Jesús nos perdonó y amó, nosotros perdonamos y amamos a los demás.
Es importante recordar que, como a nosotros nos ofenden y lastiman, nosotros también lo hacemos con otras personas. Es necesario que aprendamos a perdonar pero también a pedir perdón. Al nosotros pedir perdón estamos reconociendo que hemos fallado y eso es muestra de humildad.
Al nosotros ser humildes somos más como Cristo. Quitemos de nuestro corazón y de nuestra mente, el "quiénes somos", o el "qué merecemos"; ya que, si nos ponemos a pensar en esto, todos los seres humanos somos pecadores, amados por Dios.
Pero nosotros como hijos de Dios, conociendo su perdón y su gracia con la que nos ha salvado, debemos hacer la diferencia en este mundo, poniendo el ejemplo siendo humildes, perdonando y pidiendo perdón.
Comments